LA ROSA Y LOS NOPALES
Maria Juana se apresuró a guardar en un pañuelito su monederito, junto a su corazón dentro del sostén y parecía que latía igualmente.
Se iría caminando al mercado, así tendría tiempo para ir reflexionando.
¿Qué es la pobreza? se había preguntado y su hijo Pablito le comentó:
– Ayy mamá – le había dicho, no seas tontita… es que no tenemos dinero para comer… esa es la pobreza…
Su esposo, que trabaja como obrero en la construcción y llega con las manos sangrantes, llenas de cicatrices por el esfuerzo, donde el poco dinero que gana apenas alcanza para sus cervezas que toma todos los días con sus amigos, para desahogar su pena…
Siguió caminando y escuchó un trinar muy dulce, alzó la vista y vio un nidito donde había dos polluelos y la madre pájaro los alimentaba con cuidado, también vio al pájaro papá cerca, cuidando y orgulloso cantaba a todo lo que daban sus pequeños pulmones.
Los miró con más cuidado y observó que ellos tenían aún menos que ella, pero mientras hubiera semillitas y gusanitos, al menos tendrían comida segura y un nidito.
Avanzó y a los pocos pasos vio un perrito echado sobre un periódico. Vaya, se dijo este tiene aún menos que los pájaros, pero mientras haya un alma caritativa que le aviente un pedazo de pan y por lo menos tiene un periódico donde echarse.
Llegó al mercadito, el ruido y la algarabía de todos los comerciantes, la gente corriendo y atropellándose, los humores de todos los ingredientes para las comidas, las frutas, las verduras, todo esto la envolvió.
Y de pronto, de frente, se topó con la imagen de la Virgen en su altar, llena de flores y con una preciosa vestimenta y corona dorada. Pero se dijo, bueno, esta Señora tiene aún menos que el perro y los pájaros, ni siquiera está viva.
Llegó al puesto que quería y sacó su monederito, revisó las pequeñas moneditas y compró una rosa y seis nopales.
Siguió meditando y acercándose a la Virgen le dejó la rosa, al perrito un nopal y a los pájaros les dejó otro nopal.
Continuó a su casa más feliz y ligera, ahora que había compartido su pobreza con los que consideraba, por mucho, más ricos que ella.
FIN