En la parte más oscura de la rosa, se encuentra escondido un elfo transparente, no visible para los ojos humanos, pero sí para los sentimientos de un niño. Este elfo tiene la facultad de transportar en sus cristalinas alas un polvillo que emana directamente desde su alma. Porque este elfo transparente, tiene un alma transparente y el polvillo al que hacemos referencia, no es otra cosa más que el secreto de la rosa que el elfo conoce y que no puede confiársele a cualquiera y solo él puede interpretarlo.

Un pequeñuelo, jugando cerca de la rosa, se ha espinado su dedito con una espinita traviesa que la rosa tenía para su defensa. El chiquitín lloró un poco y el elfo transparente mirando al pequeño con ternura, salió de repente besando el dedito lastimado del pequeñuelo quien después de sonreírle al elfo se quedó conformado. Pero resulta que un poco del polvillo de las alas ha quedado impregnado también en el dedito y ahora sin que el chiquitín lo sepa, tiene un poco de la magia pura del secreto de la rosa.

El pequeño ha crecido y nadie comprende porqué este niño tiene el don de pintar con miles de colores los paisajes más fantásticos nunca vistos y en su alma se ha anidado un sentido poco común de los espacios y los temas, aunados a un perfume que emana de sus obras, que son para él un influjo de la rosa. El elfo está entusiasmado de lo que ha logrado en el jovencito y en poco tiempo más se ha convertido en un gran pintor maestro de las artes clásicas del diseño. Engalanado por la fama no se ha olvidado y cada vez que pinta sonríe sintiendo en lo profundo de su alma, la tierna caricia del elfo.

Ahora el elfo transparente está nuevamente en la rosa, esperando algún día volver con su misterio a regalarle a otro pequeñuelo, la magia limpia de una rosa y su secreto.